La práctica de una arquitectura que vislumbra un esfuerzo artístico, tanto en proyectos privados como en públicos, y su marcado interés y compromiso en el ámbito de lo social, han caracterizado la obra del chileno Alejandro Aravena, que obtuvo el galardón de arquitectura más importante en el mundo. Con 48 años de edad, Aravena recibe el premio número 41, considerado como el Nobel de la arquitectura. Es la primera vez que un chileno recibe este reconocimiento y la cuarta para los latinoamericanos, luego de que lo obtuviera el mexicano Luis Barragán, en 1980, y los brasileros Oscar Niemeyer, en 1988, y Paulo Mendes da Rocha, en 2006.
Al anunciar al ganador, Tom Pritzker, Presidente de la Fundación Hyatt, patrocinadora del premio dijo: “El jurado ha seleccionado un arquitecto que profundiza nuestra comprensión de lo que es realmente un gran diseño. Alejandro Aravena ha sido pionero en una práctica de colaboración que produce obras de arquitectura poderosas y también aborda desafíos clave del siglo XXI. Su obra da la oportunidad económica para los menos privilegiados, mitiga los efectos de los desastres naturales, reduce el consumo de energía, y proporciona espacio público acogedor. Innovador e inspirador, muestra cómo la arquitectura puede llegar a mejorar la vida de las personas”.
Entre los proyectos más destacados de Aravena están varios edificios de la reconocida Universidad Católica de Chile en Santiago, entre ellos el Centro UC Innovación – Anacleto Angelini (2014), las Torres Siamesas (2005), la Facultad de Medicina (2004), las Escuela de Arquitectura (2004) y la de Matemáticas (1999). Estas obras, energéticamente eficientes, responden al clima local con fachadas innovadoras y niveles, y ofrecen a los usuarios luz natural y alegres lugares de reunión.
En los Estados Unidos, Aravena ha construido los edificios de dormitorios en la Universidad St. Edward, en Austin, Texas (2008). Junto con Elemental diseñaron el Paseo Metropolitano (1997) y el Parque Infantil Bicentenario (2012), ambos en Santiago. Luego del terremoto y el tsunami en Chile, trabajó en la reconstrucción de la ciudad de Constitución. También diseñó el Colegio Montessori, en Santiago (2001); el colegio Ayelén, en Rancagua, Chile (2015); la ‘Writer’s Cabin’ para la Fundación Jan Michalski en Montricher, Suiza (2015), entre muchos otros proyectos. Actualmente está en construcción en Shanghái, China, un edificio de oficinas que diseñó para la compañía farmacéutica Novartis.
Desde 2001, Aravena ha sido director ejecutivo de Elemental, con sede en Santiago, un ‘Do Tank’, en oposición al ‘Think Tank’, cuyos socios son Gonzalo Arteaga, Juan Cerda, Víctor Oddó, y Diego Torres. Elemental se centra en proyectos de interés público y de impacto social; ha diseñado más de 2.500 unidades de vivienda de interés social. Un sello distintivo de la empresa es el proceso de diseño participativo en el que los arquitectos trabajan en estrecha colaboración con el público y los usuarios finales.
Elemental es reconocida por el diseño de vivienda social que ellos llaman ‘la mitad de una buena casa’, en el que se deja espacio libre para que los residentes puedan completar sus propias viviendas y logren elevarse al estándar de la clase media. Este enfoque innovador, denominado ‘viviendas incrementales’, permite que la vivienda social se construya en un terreno más caro, más cerca de oportunidades económicas, otorgando a los residentes, un sentido de logro y de inversión personal.
La ceremonia formal de la entrega del premio Pritzker se realizará en la Sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, el próximo 4 de abril.