El bien logrado diseño del centro de yoga Fundación Kamadhenu, cerca de Subachoque, Cundinamarca, obra de los arquitectos Carolina Echeverri y Alberto Burckhardt, invita a relajarse, meditar y entrar en contacto con la naturaleza.
Concreto a la vista, madera, piedra pizarra y vidrio. Esos son los materiales con los que se construyó, en un municipio cerca de Bogotá, este proyecto austero y sereno, de formas geométricas sencillas, en el que la luz natural desempeña un papel protagónico y que fue concebido, principalmente, para la práctica del yoga y la meditación.
Con la elección de los materiales se buscó crear equilibrio: el concreto aporta solidez, la madera, calidez; la piedra representa la conexión con la tierra y el vidrio, la luz. Está compuesto por un patio central descubierto, que es el eje de la construcción, y tres módulos articulados por un amplio corredor, donde se sitúan el salón de yoga, de 98 m2; el comedor y la cocina –también se dictan clases de culinaria–, de 136 m2, y el área de baños y vestidores, de 42 m2.
El acceso a Kamadhenu se realiza a través de una escalera de piedra por la que se desciende al patio al aire libre, presidido por una escultura de Buda, desde donde se observan el cielo, los árboles y las montañas que rodean el lugar y lo llenan de calma. El salón de yoga y el comedor tienen cubiertas inclinadas de madera que proyectan e integran los espacios interiores hacia el paisaje.
Los arquitectos Carolina Echeverri y Alberto Burckhardt –que con este proyecto obtuvieron el primer puesto en la categoría ‘Espacio Colectivo’ del Premio Obras CEMEX Colombia 2016– explican que en términos de sostenibilidad, la construcción se enfocó en alcanzar la eficiencia de agua, energía y materiales. Para tal fin, incluyeron cubiertas verdes que disminuyen el riesgo de inundación e inclinadas para recolectar el agua lluvia y reutilizarla en riego. Además, todos los equipos instalados son de bajo consumo.
En cuanto a la energía, las fachadas de los distintos espacios están en sentido oriente–occidente, lo que, sumado a los ventanales, les permite recibir óptima iluminación solar y reducir la necesidad de calefacción que podría demandar el lugar por su clima frío. Así mismo, las tejas termoacústicas de las cubiertas inclinadas contribuyen a que la temperatura interior sea agradable. La iluminación artificial es de tecnología led.
Para las cubiertas se usó madera de pino, mientras que para las terrazas, los pisos y la carpintería de puertas y muebles se prefirió teca; hay que destacar que ambas provienen de bosques cultivados responsablemente. A su vez, la mezcla del concreto y todas las labores de armado se llevaron a cabo en el lugar de obra, pues la vía de acceso es estrecha y empinada.
El resultado es un recinto contemporáneo que inspira calma y tranquilidad.
Fundación Kamadhenu
Vereda Altania, Subachoque
www.fundacionkamadhenu.com