El notable éxito del Centro Cultural Cajicá, obra del arquitecto bogotano Konrad Brunner, se ha convertido en modelo a seguir en el país. Aquí la buena arquitectura logra promover de forma eficiente variadas manifestaciones culturales y eventos artísticos. (Imagen superior: Vista de la fachada principal con su amplia plaza. Llama la atención la inclinación de la cubierta. La fachada es de GRC –glass reinforced concrete–, concreto reforzado con vidrio. Fotografía: Enrique Guzmán G.)
Luego que Cajicá –ubicado a unos 20 km de Bogotá– ganara el premio de Campeón Nacional de Bandas Musicales y tomando en cuenta la gran vocación por la música de su población, la alcaldía local decidió construir un centro cultural que posicionara a este municipio como el epicentro de la cultura entre las poblaciones del noroccidente de la Sabana.
Para lograr este objetivo, se escogió al reconocido arquitecto bogotano Konrad Brunner –ganador en la XXIV Bienal de Arquitectura en 2014, entre muchas otras distincciones, del premio Germán Samper Gnecco en la categoría Habitat, por el edificio Santa Bárbara en Usaquén–, como responsable del diseño arquitectónico del edificio. Con base en los requerimientos de lo que debía ser el nuevo centro cultural se estableció el programa que debía incluir un foyer, un auditorio –para 800 personas–, la academia de danza y música, la biblioteca, la cafetería, la sala de exposiciones, los auditorios auxiliares –para 40 personas–, y las áreas técnicas de sonido, iluminación y seguridad.
Arquitectura pura
Con un área construida de 12.773 m2, Brunner diseñó un gran volumen que se destaca por una gran cubierta protectora que invita a ingresar y a la vez permite ubicar escenarios orientados hacia la plaza frente al edificio, en donde se pueden ubicar cómodamente grandes multitudes para participar de los eventos culturales.
Al entrar al edificio se llega a un muy generoso foyer a partir del cual se distribuyen los diferentes espacios como la biblioteca, los auditorios y las academias de danza y música ubicados en los niveles superiores. Amplias escaleras, completamente visibles, permiten recorrer los diferentes niveles, dejando el ascensor exclusivamente para personas con restricciones de movilidad.
Brunner concibió el edificio con 4 niveles. El sótano está destinado a la zona de parqueo y áreas técnicas del edificio. En e primer nivel –el acceso principal– se encuentran la recepción, los auditorios, la zona de exposiciones, la biblioteca con la sala general y la sala infantil, los camerinos, la sala de ensayo, la cafetería y el depósito; la segunda planta alberga las salas general de la biblioteca, de entrega de instrumentos, y de ensayo; y en el tercer nivel están las salas de ensayo, las oficinas, vestieres y la sonoteca.
‘El lenguaje formal del edificio es sencillo y llamativo, con una piel interior y exterior en concreto visto, realizado en prefabricados de GRC, que conjuntamente con las divisiones en drywall aligeraron el peso soportado por la estructura y agilizó su construcción, cumpliendo estrictas normas de evacuación, protección para incendio y aislamiento acústico´, señala el arquitecto.
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