Con una propuesta de arte vanguardista, en donde la fotografía y su intervención son la materia prima, Mario Arroyave contempla el tiempo como el hilo conductor de su obra y la metáfora para expresar cómo acciones o momentos convencionales pueden adquirir otra dimensión. (Imagen superior: Waterpolo, Línea de tiempo. Impresión Gicleé sobre papel de algodón, 70 x190 cm. 2012. Fotografía: cortesía.)
Las obras de Mario Arroyave son fáciles de reconocer, gracias al lenguaje propio que ha logrado crear. Nacido en El Espinal, este joven artista, con una formación de ingeniero de sistemas, publicista y cine, llegó al mundo del arte, sin proponérselo. Una cámara de fotos que recibió como regalo fue el detonante para apasionarse por la fotografía. Sin embargo pasarían varios años y muchas circunstancias para que descubriera que la fotografía sería su forma de trabajo, y a través de ella, su medio de expresión.
Sus viajes fueron materia prima de muchos de sus trabajos. Fotografías en Tailandia, Tanzania en África, Japón y otros destinos lograron, posteriormente, luego de su intervención, convertirse en obras de arte. Sin embargo, su paso por el desierto de San Luis de Potosí, en México, donde él relata que tuvo una experiencia ‘iluminadora’, lo marcó y lo llevó a tomar la decisión de dedicarse de lleno a la fotografía y su postproducción.
Sus trabajos empezaron a exponerse en galerías y todos se vendían. Sin embargo, era evidente en ellos la ausencia de personas; la armonía, la belleza de las imágenes se daba por el juego de formas, luces, colores.
Fotografía del espacio en el tiempo
Durante el rodaje de un comercial, Arroyave tomó fotografías, cada 20 segundos, desde arriba, de un juego de waterpolo. Esas fotos, luego las trabaja y las compone en una sola imagen. Descubre que el tema del espacio y el tiempo entran a ser sustanciales en su obra.
Si bien se inspiró en ciertos conceptos del fotógrafo del siglo XVIII Eadweard Muybridge –quien experimentó con la cronofotografía y propuso la secuencia de fotogramas que dan la sensación de movimiento–, Arroyave lo adapta a su manera. Crea su propio lenguaje con fotografías que abarcan diferentes momentos de una misma situación.
Es así como realiza secuencias de fotografías en intervalos de tiempos controlados y los fusiona en una sola imagen, la cual logra dar cierta sensación de movimiento. Todas esas figuras, los protagonistas en acción, terminan conformando una narrativa, una historia en un lapso de tiempo, pero que podría parecer a la vez infinito, circular, sin principio ni final.
Esta obra que llamó Línea de Tiempo involucra imágenes con personajes, en su mayoría practicando algún deporte como nado sincronizado, waterpolo, golf, ciclismo, carreras, rugby, entre otros.
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