La firma mexicana Garduño Arquitectos fue la encargada de hacer realidad la vivienda soñada de una joven familia: 1.300 m2 de lo mejor de la arquitectura y el diseño contemporáneos en medio de un paisaje inspirador.
(Imagen superior: las terrazas tienen mobiliario de la firma italiana Roda. Al fondo se observa la celosía diseñada para darle sombra a la sala principal. Fotografía: Gloria Medina)
El deseo de muchos es establecerse en un espacio que reúna la tranquilidad que ofrece el campo y las comodidades de una vivienda urbana. Justamente, ese era el objetivo de una joven pareja mexicana con hijos pequeños. Para conseguirlo, recurrió al estudio Garduño Arquitectos, fundado en 1994 por el arquitecto Juan Garduño, el cual ha sido merecedor de diversos reconocimientos por la calidad sus proyectos.
Los propietarios querían una casa llena de jardines y diferentes ambientes: cada uno debía satisfacer una necesidad específica y tener un aspecto propio, actual y atractivo. Por eso, el equipo de arquitectos les pidió a sus clientes que respondieran un cuestionario detallado para entender a fondo sus necesidades y crear un programa que los condujera a encontrar el terreno adecuado. Resultó ser un lote con mínima pendiente, dado que el concepto era diseñar una vivienda muy lineal.
La obra se ubica en San Luis Potosí, en la región centro norte del país azteca, en un amplio terreno rodeado de jardines de un campo de golf con vista a un río. Sus creadores decidieron diseñarla en línea paralela a la corriente de agua para proyectarla horizontalmente y poco elevada. El propósito siempre fue que se integrara de manera armónica con el paisaje.
Calidez y vanguardia
El estilo es marcadamente contemporáneo. De esta manera, la propuesta de Garduño Arquitectos se basa en una serie de volúmenes de concreto de color adobe que se cruzan entre sí para formar los muros y los techos. En algunas intersecciones se diseñaron jardines zen, que aportan luz natural y ofrecen un entorno relajante. El tono del hormigón se eligió para aportarle calidez a la vivienda familiar, dado que el gris que lo caracteriza suele ser frío y se asocia más a lo industrial.
La construcción tiene 1.300 m2 y está distribuida en dos niveles. Cada espacio se conecta a través de extensos pasillos que son, al mismo tiempo, elementos arquitectónicos dignos de admirar. Para ingresar es necesario descender por una pequeña colina con llamativa vegetación hasta llegar a la planta baja.
En la entrada se encuentra un gran corredor que se divide en dos. Hacia un lado conduce a la cocina y la sala de estar del bar, y hacia el otro, a la sala principal con chimenea, orientada al occidente, desde donde se contemplan intensos atardeceres. Para generar sombra y conservar la vista, Garduño Arquitectos y el artista mexicano Carlos Aguirre diseñaron unas celosías giratorias con perforaciones inspiradas en la naturaleza circundante.
En el segundo nivel se ubican una sala de televisión, un estudio, las habitaciones de los niños y el cuarto principal, que cuenta con un jardín exterior.
Entre las grandes fortalezas de este proyecto sobresalen los espacios exteriores. En ellos se dispusieron, entre otros, una piscina alargada con un deck para tomar el sol, así como un área semitechada con una confortable sala con extensión al bar.
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