A pocos metros del mar, en un club de playa privado a unos 100 km al sur de Lima, Perú, el arquitecto Martín Dulanto construyó Casa Blanca, una vivienda de descanso, que se destaca por su escultural escalera y una perfecta integración entre sus espacios interiores y con el paisaje. (Imagen superior: La escalera helicoidal pintada de naranja es la protagonista del espacio. Fotografia: Juan Solano, cortesía Martin Dulanto)

Acceso principal a la casa. Cuenta con ventanales de piso a techo. (Fotografia: Juan Solano, cortesía Martin Dulanto).
Una familia con hijos jóvenes quería transformar su casa de recreo, situada en un club de playa en la costa peruana, para convertirla en un lugar más agradable y que se adaptara a su estilo de vida actual. Conocían la casa llamada P12, diseño del arquitecto peruano Martín Dulanto, ubicada en el mismo club, que les gustaba mucho, por lo que decidieron contratarlo para llevar a cabo el nuevo proyecto.

En la sala sofa de cuero gris y mesa de centro acabada con poliuretano blanco. En la pared, luminaria de Foscarini. Al abrir los ventanales, la conexión con el exterior es completa. (Fotografia: Juan Solano, cortesía Martin Dulanto).
El terreno disponible era más bien pequeño, apenas 100 m2, sin embargo, el reto era que la nueva casa –a la que denominaron Casa Blanca por su propietaria– diera la apariencia de ser amplia y con espacios generosos. Los dueños querían que tuviese 4 habitaciones, cada una con un baño independiente, además de una sala de estar que les permitiera reunirse fuera de los dormitorios, sin tener que estar necesariamente en los ambientes sociales. La casa además debía ser cómoda, práctica, muy fácil de mantener, y que tuviese personalidad.

La mesa del comedor de cuarzo blanco sirve también como superficie de apoyo en la cocina. Su estructura interna permite que prescinda de apoyo verticale en uno de sus extremos. (Fotografia: Juan Solano, cortesía Martin Dulanto).
Con base en estos requerimientos, Dulanto decidió demoler la antigua vivienda y construir una completamente nueva, de líneas rectas y simples, con una arquitectura limpia. Con 281 m2 construidos y una altura de piso a techo de 2.40 m, cuenta con 3 niveles. sótano, primer nivel, y terraza en el techo.

La cocina con apariencia casi de laboratorio está abierta al área social. Cuenta con muebles acabados con poliuretano y mesón de cuarzo. El salpicadero es de cristal. (Fotografia: Juan Solano, cortesía Martin Dulanto).
Tomando en cuenta que la casa se ubica en un terreno frente a un parque con Molles –árbol típico de la zona–, Dulanto buscó conectar en Casa Blanca, tanto visual como físicamente al usuario con el entorno. ‘La integración se da a nivel visual, pues la transparencia propia del ventanal permite apreciar totalmente el paisaje; y física pues, con tan solo deslizar las mamparas de cristal templado, se puede tocar la naturaleza’, aclara el arquitecto.
En las áreas sociales se buscó una completa integración. En el primer nivel, el área social se planteó como un único gran espacio, en el que se reúnen todos los ambientes –sala, comedor y cocina–, prescindiendo de paredes, con la intención de que se perciba más grande de lo que realmente es. Este nivel cuenta además con el dormitorio principal con baño, un baño social y el área de servicio.
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