El Centro Richard Gilder para la Ciencia, la Educación y la Innovación es la nueva ala del Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York. La construcción, cuyo diseño es obra de la firma estadounidense Studio Gang, abre sus puertas el 4 de mayo. Es una de las obras internacionales más esperadas de 2023.
(Imagen superior: fachada ondulada del Centro Richard Gilder en Colombus Avenue. Fotografía: Alvaro Keding/© AMNH)
El Centro Richard Gilder para la Ciencia, la Educación y la Innovación es un nuevo motivo para visitar Nueva York. La Gran Manzana tiene la virtud de sorprender continuamente a residentes y turistas con fabulosas atracciones arquitectónicas y culturales. Cada vez que creemos haberlo visto todo surge una obra que nos obliga a regresar a la que, no en vano, es considerada la capital del mundo.
Desde su apertura en el Upper West Side, frente al Central Park, en 1877, el Museo Americano de Historia Natural ha sido uno de los lugares imperdibles de la ciudad. De manera que la inauguración de su nueva ala, que parece una caverna vanguardista, es el imán que atraerá a miles de visitantes adicionales a los cinco millones que se calcula que recibe cada año.
Centro Richard Gilder: inspirado en la naturaleza
El Centro Richard Gilder requirió una inversión de 465 millones de dólares provenientes de fondos privados y públicos. Es una construcción de seis plantas y 21.368 m2: 17.651 de construcción nueva y 3.716 de área renovada. La obra se sitúa en Columbus Avenue, en la calle 79, en el lado oeste del museo, en el parque Theodore Roosevelt. Studio Gang, firma con sede principal en Chicago y oficinas en Nueva York, San Francisco y París, es el artífice del singular diseño.
Sus llamativas formas sinuosas y fluidas están inspiradas en los procesos naturales de la Tierra. En la manera como el viento y el agua han ido moldeando paisajes, como el caso de las cuevas y los cañones del suroeste de Estados Unidos. También, en la forma como que el hielo y el agua les han dado forma a las rocas. La fachada ondulada está revestida con granito rosa Milford. Se trata de la misma piedra que cubre la del famoso edificio principal, ubicado en Central Park West. Hay que destacar que el patrón diagonal en el que se dispusieron los paneles de piedra evoca el fenómeno de la estratificación geológica.
Caverna vanguardista
Una vez dentro del Centro Gilder, los visitantes acceden al atrio Griffin: un imponente espacio que se eleva a toda la altura del edificio y recibe abundante luz natural a través de los tragaluces. Se construyó expulsando a presión hormigón o concreto estructural directamente sobre las barras de refuerzo sin encofrado. Esto con el fin de crear un interior de paredes arqueadas, puentes y cavernas sin fisuras, que constituye la estructura del edificio. La técnica del hormigón proyectado la creó a principios del siglo XX el naturalista y taxidermista del museo Carl Akeley.
Presente y pasado
A pesar de contar con una entrada independiente, el Centro Gilder se integra con el resto de las alas del museo. De hecho, cuenta con treinta y tres conexiones con las diez edificaciones que lo componen. Vincula todo el campus, une el presente y el pasado.
“El Centro Richard Gilder está diseñado para invitar a la exploración y el descubrimiento. Su objetivo es atraer gente de todo todos los rincones del planeta para compartir la emoción de aprender sobre el mundo natural. Al entrar en el gran atrio se puede echar un vistazo a las diferentes exposiciones. Puedes dejarte llevar por la curiosidad. Y con las nuevas conexiones entre los edificios es posible recorrer la totalidad del museo”, dice la arquitecta Jeanne Gang, directora y fundadora de Studio Gang.
Una amplia escalera situada en el lado este del Atrio Griffin cuenta con gradas de madera de nogal. Estos elementos de diseño son ideales para que los visitantes descansen mientras contemplan el interior de la construcción o asisten como espectadores a charlas o eventos. Gracias a las áreas de circulación interconectadas, es posible ir desde la entrada de la avenida Columbus hasta la de Central Park West o viceversa.
Espacios para la ciencia
Desde el atrio central los visitantes pueden acceder fácilmente a los espacios expositivos atravesando puentes y pasando por aberturas abovedadas. Sobresalen el insectario y el mariposario con sus exhibiciones interactivas de insectos vivos y modelos ecológicos a gran escala de sus hábitats. Entre ellos, llama la atención un enorme panal de abejas.
Un mundo de experiencias
Adicionalmente, en la construcción se destaca lo que se conoce como el núcleo de colecciones, que acoge más de tres millones de especímenes científicos y se distribuye en tres plantas con exposiciones dispuestas del suelo al techo. Un aspecto interesante es la posibilidad de observar las áreas de trabajo de los profesionales que laboran en dichas colecciones. Se les puede ver en plena acción.
Otro espacio imprescindible es Mundos Invisibles, una sala concebida para vivir una experiencia de inmersión de 360 grados, mezcla de arte y ciencia, que ilustra cómo se conecta la vida en la Tierra. A este se suma la biblioteca y el centro de aprendizaje David S. y Ruth L. Gottesman, que acoge una de las colecciones de historia natural más grandes e importantes del mundo. Cuenta con una gran sala de lectura, aulas de última generación, laboratorios y áreas educativas que sirven a estudiantes desde la escuela primaria hasta profesionales.
Compromiso sostenible
Como parte del proyecto del Centro Gilder se realizaron mejoras significativas en el parque Theodore Roosevelt. De esta manera, se crearon nuevas zonas de reunión, mobiliario urbano, espacios de circulación y se sembraron numerosos árboles. El diseño de este espacio estuvo a cargo del estudio de arquitectura paisajista Reed Hilderbrand.
En tiempos en los que el cuidado de los recursos naturales es de vital importancia, la obra aspira a obtener la certificación LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Medioambiental) en la categoría oro. Esta distinción es un símbolo de sostenibilidad reconocido mundialmente y tiene en cuenta una serie de estrategias para reducir los residuos y ahorrar agua y energía. Por ejemplo, la fachada con revestimiento de piedra, junto con las ventanas de gran profundidad y la sombra de los árboles del parque ayudarán a mantener el edificio fresco de forma natural durante las vacaciones de verano que se avecinan.
Tras algunos retrasos en la construcción, este templo de la ciencia, que se dio a conocer oficialmente en 2014, finalmente es una realidad. ¿Se animan a visitarlo?
Para más información:
Museo Americano de Historia Natural
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