Esta vivienda en Bogotá, en la localidad de Teusaquillo, fue construida hace casi sesenta años y remodelada hace seis. Hoy es el hogar de un matrimonio que ha sabido plasmar en ella su gusto por el diseño de mediados del siglo XX. (Imagen superior: sala principal con sillas ‘Barcelona’, diván y mesa de centro diseñados por Alejandro Sarasti, de Muebles & Co.; mesas redondas de Muebles y Accesorios, florero blanco de Zara Home y, en el muro de la chimenea, cuadros de Andrés Kahl, de Las Heroínas. Fotografía: Luis Gabriel Lugo)
Encontrar una casa para vivir en la capital no es una tarea fácil. Buena parte de las que poblaban la mayoría de los barrios tradicionales han ido desapareciendo, poco a poco, para darle paso a edificios de apartamentos, y muchos de ellos suelen tener áreas reducidas.
La pareja propietaria de esta vivienda buscaba que su hogar tuviera dos aspectos básicos: espacio y buen diseño. “Queríamos una casa diferente, amplia, que no respondiera a la distribución típica de un apartamento, ubicada en un barrio con zonas verdes y que contara una historia sobre Bogotá”, explica su dueña. Por eso decidieron apostarle a la renovación de La Soledad, en la localidad de Teusaquillo, y concluyen que se han enamorado del sector.

Vista del antejardín y la fachada. El jazmín azul florece cada tres meses; contra la reja se encuentra un rosal que fue plantado al construir la casa. Fotografía: Luis Gabriel Lugo.
Un nuevo aire
La casa fue construida en 1957 y el arquitecto paisa Luis Cuartas, socio de la firma Octubre, la remodeló en 2010. Sus actuales propietarios la adquirieron hace dos años y decidieron no hacerle ninguna modificación porque cumplía con todas las características que tenían en mente. Ellos cuentan que, siguiendo las normas que se imponen para este tipo de proyectos, la fachada original se conservó intacta, al igual que la escalera que es el eje de la construcción.

Sala auxiliar con sofá ‘Jing Jang’, comprado en la Calle de los Anticuarios. La mesa de vidrio es del almacén Punto Diseño, las laterales son de DeArboleda y el florero fue adquirido en 902 Showroom. Fotografía: Luis Gabriel Lugo.

La escalera que conecta los tres pisos es la original, construida en 1957. Se destaca la iluminación empotrada en los nichos de las paredes. Fotografía: Luis Gabriel Lugo.
Quien llega por primera vez y, al verla desde afuera, seguramente espera encontrarse con espacios anticuados, se sorprende al descubrir que cada uno de sus ambientes –casi todos integrados unos con otros, libres de muros o divisiones– sobresale por ofrecer una mezcla bien lograda de diseño contemporáneo con toques retro.

Los paneles corredizos blancos permiten ocultar o dejar a la vista la cocina. A la derecha se ve el corredor que conduce a la única alcoba. Fotografía: Luis Gabriel Lugo.
Para conocer más sobre esta casa, lo invitamos a continuar leyendo el artículo en la edición 2 de INTERIO, en el siguiente link: http://issuu.com/revistainterio/docs/interio_magazine_002/48