Joali Being es el más reciente destino soñado de las Maldivas. Se trata de un paradisiaco hotel de cinco estrellas, ubicado en la isla Bodufushi, en el atolón Raa. La firma turca Autoban es la artífice de su diseño, donde la naturaleza y el lujo se fusionan para ofrecer una experiencia única en la que prima el bienestar.
Fotografías: Kerem Şanlıman, cortesía.
(Imagen superior: parte de Mojo, una de las zonas comunes con piscinas y acceso a la playa)
Joali Being es un hotel para fanáticos del lujo ecológico y la tranquilidad. La elección de un destino para disfrutar de unos días de absoluto descanso depende de las preferencias y el presupuesto de los viajeros. Y, sin duda, las Maldivas, en el océano Índico, llevan años en la lista de deseos de aquellos dispuestos a pagar lo necesario para refugiarse en una isla paradisiaca con todas las comodidades imaginables. Claro que, si a esos requisitos se le suma un genuino interés por el cuidado y el respeto por la naturaleza, esta reciente creación de la marca Joali es el lugar soñado.
Para diseñarlo, la firma turca Autoban (que cuenta con oficinas en Estambul, Londres y Nueva York) tuvo como referente la filosofía weightlessness (ingravidez). Esta corriente invita a sus seguidores a liberarse de todos los excesos para reconectarse con ellos mismos y el entorno. A convertirse en seres capaces de fundirse con la naturaleza. Por eso, el equipo de profesionales se basó en los principios del diseño biofílico que, justamente, busca incorporar la naturaleza como parte vital de las construcciones y el diseño de interior.
Joali Being: ligereza, armonía y sostenibilidad
Los voceros de Autoban explican que al ser Joali Being un hotel concebido para el bienestar y el descanso, los elementos estructurales se diseñaron para ofrecer una sensación de ligereza. En consecuencia, se decantaron por una arquitectura fluida con formas orgánicas, que parece flotar en el lugar y se mezcla con la vegetación y el paisaje. En todas las zonas emplearon diseños que imitan las formas, los patrones y las texturas de la naturaleza, así como detalles que evocan el espíritu de la isla. El objetivo fue crear espacios acogedores y cálidos que armonizan con el entorno.
Para Joali es indispensable cumplir su compromiso con la sostenibilidad, la conservación y la protección de los lugares donde instalan sus destinos ecológicos cinco estrellas. De ahí que uno de los principales desafíos del diseño y la construcción de este proyecto hotelero fuera preservar la flora y la fauna de la isla. Autoban se comprometió a respetar el exuberante paisaje. Además, la propuesta se basó en el equilibrio entre sofisticación y sencillez para ofrecer el máximo nivel de lujo sin perturbar el entorno.
Una estadía en el paraíso
Según sus necesidades, para alojarse, los huéspedes pueden elegir entre 68 villas, que tienen de uno a cuatro dormitorios. Hay que tener presente que la mitad de ellas se encuentra en la playa y la otra mitad se levanta sobre el mar, como palafitos, aunque todas cuentan con piscina privada. Cada detalle de la decoración se seleccionó para representar la esencia del océano y la isla. Por eso se incluyeron patrones de granos de arena en las paredes revestidas de estuco, y mosaicos que representan las huellas que las olas dejan en la playa blanca.
Desde luego, Joali Being también dispone de diversas zonas sociales y de esparcimiento enfocadas al descanso y la relajación. Por ejemplo, Areka es un amplio centro de bienestar compuesto por 39 salas de tratamiento y espacios de transformación. Aktar es el centro de herbología. Flow es un restaurante interactivo. Sai es el salón de té y Mojo es un santuario de playa tropical. Como es evidente, no se trata de un lugar para quienes buscan fiesta continua, desorden y excesos. Allí reinan la tranquilidad, el lujo y la belleza natural.
Con lujo de detalles
El diseño interior y la decoración de cada una de las zonas se planeó con sumo cuidado y atención a los detalles. Para eso se seleccionó mobiliario a medida, entre cuyas piezas se destacan varias diseñadas por Patricia Urquiola, Rodolfo Dordoni, Nanna Ditzel y Doshi Levien para la firma Kettal. Estas, junto con las artesanías de óptima calidad, crean un entorno de elegancia, confort y atmósfera tropical. La interacción con el entorno natural está garantizada desde todos los puntos. Este no es uno de esos hoteles donde no existe un diálogo con el lugar donde se sitúa, sino todo lo contrario.
El diseño de todas las estructuras y espacios interiores busca crear una rica experiencia sensorial. Los tejados, las superficies y los muros de los jardines son casi escultóricos, se inclinan para envolver los distintos recintos. Las divisiones son fluidas o transparentes, y los visitantes pueden trasladarse sin esfuerzo de un lugar a otro.
Las zonas comunes se encuentran en el centro del complejo en tres pabellones con terrazas frente al Índico. Estas estructuras elevadas, situadas frente a una piscina y una cubierta de tres niveles, parecen templos con tejados de paja que flotan sobre columnas texturizadas. El conjunto lo completan eclécticos asientos tapizados y de ratán, esculturales lámparas colgantes, vistas ininterrumpidas del océano y la exuberante vegetación circundante. ¿Listos para planear el viaje?
Si quieren conocer otro hotel con un diseño fabuloso, no se pierdan el artículo sobre el W Algarve, en Portugal, haciendo clic aquí.