Hospedarse cómodamente en medio del imponente paisaje de un cafetal, en un bosque de niebla, es solo uno de los privilegios de los que se disfruta en La Palma & El Tucán, un hotel ubicado cerca de Zipacón, Cundinamarca, a menos de dos horas de Bogotá.
Viajar es un placer y, por fortuna, existen destinos para toda clase de viajeros. La Palma & El Tucán es ideal para quienes quieren desconectarse del ruido, la contaminación y el estrés que caracterizan la vida en las grandes ciudades. Para aquellos que buscan pasar unos días en estrecho contacto con la naturaleza sin renunciar a gran parte de las comodidades que tienen en casa; que disfrutan con buenas caminatas y, de paso, les interesa aprender detalles desconocidos sobre uno de los productos estrella de Colombia.
Fundada hace seis años, La Palma & el Tucán es una pequeña empresa productora de café especial. Hace poco decidieron aprovechar la belleza de la finca donde lo siembran para, además, crear un encantador hotel boutique que abrió sus puertas a comienzos de 2017.
Consta de nueve cabañas de madera —con acomodación sencilla, doble o triple, todas con terraza y una ducha a cielo abierto— que se levantan en medio de los cafetos como si se tratara de palafitos, y una sede con vista al Valle de la Mesa, en la que se ubican el restaurante, la cocina, una barra para catar y beber café, el bar y jacuzzis al aire libre.
Diseño ecoamigable
Nicolás Rodríguez Keyes, arquitecto de la Universidad de los Andes, con maestría en Diseño Arquitectónico de The Bartlett School of Architecture en Londres y quien fue director de diseño de la firma 4ºN Arquitectos, fue el responsable de desarrollar el concepto arquitectónico.
“El programa se definió durante una serie de sesiones de trabajo con el cliente con quien siempre se tuvo una relación estrecha; la idea es que mantuviera coherencia con su marca y le agregara valor, además, que fuera una propuesta respetuosa con el entorno y el paisaje”, explica.
La ubicación las cabañas —de 24 m2 y bautizadas con el nombre de nueve variedades de café; entre ellas, SL-28, Sidra, Typica y Mokka— se eligió cuidadosamente para que cada una tuviera una orientación óptima en términos de iluminación y vista. La quebrada topografía de la finca permite que todas estén rodeadas de un entorno natural único.
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