Magdalena, el más reciente trabajo de Sair García, uno de los artistas contemporáneos colombianos con mayor proyección, sigue dando la vuelta al mundo. Su obra, con un mensaje claro y contundente, pero sin estridencias, presenta la cruda realidad de los desaparecidos y el desplazamiento que ha vivido el país en las últimas décadas.

Magdalena. Óleo sobre lámina de acero. 150 x 150 cm. 2015. Fotografía: cortesía.
El trabajo constante, metódico y consecuente de Sair García ha dado frutos. Su obra se exhibe actualmente en Corea del Sur, en la Latin-Exchange Exhibition. Además, en ´los proximos días presentará 21 pinturas en la galería Alonso Garcés, en Bogotá, y en noviembre tendrá una exposición individual en la galería Gericke + Paffrath, en Düsseldorf, Alemania, y una colectiva en el Museo de Bellas Artes de la provincia de Henan, Zhengzhou, en China.

Éxodos. Óleo y petróleo crudo sobre tela. 120 x 120 cm. 2009-2011. Fotografía: cortesía.
Su indiscutible éxito no es producto del azar: han sido más de veinte años de trayectoria para conseguir que su obra hoy esté entre las preferidas de coleccionistas, expertos de arte y museos.
El arte contemporáneo en Colombia ha reflejado la situación del país a través de formas y manifestaciones muy diversas, en las que el amarillismo es casi una receta mágica para algunos artistas. Sin embargo, solo pocos han vivido en carne propia esta cruda realidad. De niño, García, oriundo de Barrancabermeja —que fue una de las zonas más violentas del país—, quedó impactado con la desaparición de su hermano mayor. Su talento innato por el dibujo y la pasión por la pintura lo llevaron a formarse en la Universidad Nacional en Bogotá.

El artista Saír García en su taller. En los próximos días expondrá en la galería Alonso Garcés en Bogotá. Fotografía: cortesía.
El arte comunica
“Siempre me gustó el arte para formular preguntas y buscar respuestas; es una forma eficaz de hablar, es un vehículo para comunicarse con la sociedad de una manera diferente”, dice Sair García.
Desde sus primeros trabajos, el mensaje fue claro: su obra hablaría de los fenómenos sociales que han afectado el país y que se evidencian también en muchas regiones del mundo.

La verdadera viuda, por favor, póngase de pie. Resina de poliéster y metal. 50 x 50 cm cada módulo y 100 piezas por módulo. 2006. Fotografía: cortesía.
El desplazamiento forzoso por la violencia o, incluso, por la explotación de petróleo, la tristeza y el vacío que dejan los desaparecidos, así como el desamparo de los que se quedan sin nada, se evidencian en sus creaciones, entre ellas, las series Desplazados, Encuentros, Éxodos —en esta pintó con petróleo crudo— y Realidades paralelas —pintó desplazados de diferentes regiones del mundo, dispuestos en un limbo espacial–. Pero su trabajo no exhibe la crudeza de la violencia o el desarraigo de forma explícita, por el contrario, es serena y tranquila, aparentemente, pero desgarradora en el mensaje y el contenido.
Continúen leyendo esta historia y viendo el resto de las imágenes en la quinta edición digital de INTERIO, en la pág. 58, haciendo clic en https://www.interiomagazine.com/blog/revista-interio-edicion-5/58/