La fachada revestida con paneles de acero corten, el diseño geométrico y los espacios interiores blancos y luminosos hacen que visitar esta biblioteca en la ciudad de Brujas, en Bélgica, sea todo un placer.
Para incentivar el gusto por la lectura y la investigación no solo basta con tener buenos libros. El espacio para desarrollar estas actividades también es fundamental y por eso los directivos de la biblioteca de Sint-Andries tenían claro que la construcción necesitaba una expansión y renovación.
Tras una competencia para elegir a la firma de arquitectos que llevaría a cabo el trabajo, Studio Farris Architects, con sede en Amberes, Bélgica, fundada por el arquitecto italiano Giuseppe Farris en 2008, fue la ganadora.
Entre los requisitos con los que debían cumplir los arquitectos se destacaba la necesidad de que la construcción fuera mucho más visible desde las calles adyacentes y que tuviera una identidad propia por la cual llamara la atención. Debía diferenciarse del resto de locales y negocios de la zona.
El área disponible para adelantar la obra era limitada y se encuentra en una zona declarada como patrimonio arquitectónico, así que los arquitectos debían ser muy cuidadosos con su trabajo. Las dimensiones del volumen que corresponde a la ampliación estuvieron dadas con base en las de la construcción original, pero sobresale especialmente por sus fachadas de corte industrial, revestidas con paneles de acero corten, que contrastan con las de yeso blanco de su antecesora.
Grandes ventanales de piso a techo contribuyen a llenar de luz natural los espacios interiores, sobre todo, aquellos destinados a las zonas de lectura, los puestos de trabajo y el área de recepción. El mobiliario es contemporáneo, con sobrio diseño rectilíneo, y el toque de color lo aportan algunas piezas de este, como sillas y pufs.
En total, son 555 m2 para disfrutar del estudio o el trabajo en un recinto cómo, actual y tranquilo en una de las ciudades más bellas de Europa.