Japón se consolida como el país de origen de la mayor cantidad de arquitectos ganadores del Premio Pritzker. Con Arata Isozaki, de 87 años, merecedor del reconocimiento más importante de la arquitectura internacional en 2019, ya son ocho los japoneses que lo han recibido. (Imagen superior: Centro Nacional de Convenciones de Catar. Fotografía: cortesía Hisao Suzuki)
Desde hace cuarenta años, cuando la Fundación Hyatt le entregó en 1979 el primer Premio Pritzker al estadounidense Philip Johnson, cuarenta y seis profesionales de diversas nacionalidades se han consagrado como los mejores de la Arquitectura mundial.
Sin embargo, al tener en cuenta sus países de origen, es innegable que los japoneses tienen un talento especial. A sus casi 88 años (los cumplirá en julio) y tras más de seis décadas de trabajo, Arata Isozaki acaba de unirse al grupo de siete compatriotas que ya habían sido distinguidos con el codiciado premio. Entre ellos, su maestro, Kenzo Tange, Premio Pritzker 1987.
“Al poseer un profundo conocimiento de la historia y la teoría de la arquitectura, y abrazar la vanguardia, nunca se ha limitado a replicar el status quo, sino que su búsqueda de arquitectura significativa se ha reflejado en edificios que, hasta el día de hoy, desafían las categorizaciones estilísticas y evolucionan constantemente”. Eso dice sobre Arata Isozaki el acta del jurado del Pritzker 2019.
Isozaki, una extensa trayectoria
Muchos dicen que, en ocasiones, el Pritzker lo reciben arquitectos jóvenes (por ejemplo, el chileno Alejandro Aravena lo ganó a los 48 años), mientras que a otros se lo otorgan muy entrada la vejez, como es el caso de Arata Isozaki. Sin embargo, lo importante es que se ha reconocido el trabajo de un profesional con una carrera extensa y fructífera.
Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt, creadora del premio, dice: “Isozaki fue uno de los primeros arquitectos japoneses en construir fuera de Japón en una época en que las civilizaciones occidentales influyeron tradicionalmente en las orientales. Eso hace que su arquitectura, que fue claramente influenciada por su ciudadanía global, sea verdaderamente internacional”. Y añade: “En un mundo global, la arquitectura necesita esa comunicación”.
El japonés tiene su despacho principal en Okinawa, Japón, y oficinas secundarias en Shanghái, Milán y Barcelona. Además, ha sido profesor invitado de universidades tan prestigiosas como Harvard, Yale, Columbia y NYU.
Obras destacadas
Son muchas las obras, y en distintos países, que llevan la firma de Arata Isozaki. Algunas de las más significativas han sido el Museo de Arte de Kitakyushu, en Japón (1972 – 1974); el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, en Estados Unidos (1981 – 1986); el Palau Sant Jordi, en Barcelona, España, diseñado para los Juegos Olímpicos de 1992; el Pala Alpitour, un recinto deportivo en Turín, Italia (2002 – 2006), el Centro Nacional de Convenciones de Catar, en Doha (2004 – 2011), y la Sala Sinfónica de Shanghái, en China (2008 – 2014).
Isozaki recibirá el Premio Pritzker en una ceremonia que se llevará a cabo en un par de meses, en el icónico Palacio de Versalles, en Francia. Los otros japoneses que han obtenido esta distinción han sido: Shigeru Ban (2014), Toyo Ito (2013), Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa (2010), Tadao Ando (1995), Fumihiko Maki (1993) y Kenzo Tange (1987).
Arata Isozaki & Associates: http://www.isozaki.co.jp/