Santa Anita es un imponente apartamento dúplex, situado en Santiago de Chile, donde el arte, el mobiliario y una vista fabulosa son el centro de atención. El interiorismo y la decoración son obra del estudio de la arquitecta chilena Paula Gutiérrez.
Fotografías: Cristóbal Valdés R.
(Imagen superior: para la terraza se escogieron muebles de exterior de la firma Kettal en una paleta de la gama de rosas, grises y terracotas. Como parte del paisajismo se instalaron macetas de bajo consumo de agua. La escultura es del chileno Fernando Casaempere)
Recorrer Santa Anita es como visitar una singular galería de arte y diseño. Un hogar en el que, además, se disfruta de una vista única de la cordillera de los Andes. Se trata de un espacioso y cálido dúplex de 500 m2 de área interior y 400 m2 de terraza, ubicado en el selecto sector de Lo Barnechea, en la capital chilena.
“En el momento en que la propietaria nos contactó, el departamento estaba habilitado con muebles traídos de su casa anterior y algunas obras de arte. Sentimos que había que crear un relato que representara sus necesidades estéticas y culturales, unido con un estilo de vida cosmopolita. Al mismo tiempo, decidimos entregar ligereza al diseño interior, potenciando las vistas espectaculares”, explica la arquitecta Paula Gutiérrez.

La obra lumínica del artista chileno Javier Toro Blum se destaca entre las paredes de tonos oscuros del recibidor del ascensor.

El recibidor del ascensor se conecta con el hall de acceso.
Santa Anita, detalle a detalle
El primer objetivo del trabajo de interiorismo fue replantear la organización de los espacios y disponer la colección de arte de manera que reflejara el gusto de la propietaria. “Definimos que el gran hall de acceso, que en su largo y doble altura recorre y conecta los recintos principales, pasara de ser el patio de atrás del departamento a ser su corazón”, cuenta la arquitecta.

En el gran hall, con muros de tonos diferenciados, lámpara de bronce del diseñador francés Herve Van der Straeten y cerámicas de la artista chilena Andrea Arrivillaga instaladas en el piso.
En la mayoría de las galerías de arte contemporáneo las amplias paredes blancas suelen servir de lienzo para exhibir las obras. Sin embargo, llama la atención que en esta vivienda-galería el color en los muros les da un carácter especial a las piezas expuestas. Asimismo, los distintos tonos elegidos le aportan calidez a cada uno de los ambientes.
En Santa Anita ningún detalle se dejó al azar. Por ejemplo, el recibidor del ascensor se pintó en un gama de colores oscuros para acoger y destacar la obra lumínica del artista chileno Javier Toro Blum. Entretanto, en el gran hall las paredes llevan tonos azules y beiges. Es un espacio de tránsito y conexión con el resto de los de la vivienda, donde se exponen obras de artistas consagrados y emergentes, chilenos y extranjeros, tanto en los muros como el piso.
Enmarcados en el paisaje
La sala, el comedor y el estudio se vuelcan hacia la gran terraza. Eso permite que cada uno reciba abundante luz natural y que en ellos se disfrute de una vista fabulosa.

En la mitad de la sala que limita con la ventana, sillas D.154.2 diseño diseño de Gio Ponti, de Molteni, y sofá de Minotti. El sofá de la firma George Smith se situó bajo el óleo del argentino Alejandro Corujeira, colgado sobre el muro en pátina gris. La gran cabeza azul es una escultura del chileno Benjamín Lira. Al fondo se observa el estudio.
La sala, que la arquitecta define como un lugar de paso y de estar, fue la última zona en remodelarse completamente. Para ambientar el eje del área social se eligió una paleta de colores neutros que proporciona un descanso visual y un efecto bisagra con el comedor, el estudio, la terraza y el hall. Asimismo, se escogió un mobiliario ligero, de las firma europeas Molteni y George Smith, que parece flotar.

El tapete, las mesas laterales y otros accesorios, se mandaron a fabricar con base en la paleta de tonos gris plata. Al fondo se ve el comedor.
Por su parte, para el comedor también se optó por un atmósfera sutil, mientras que para el estudio se prefirió una “intensa y enriquecida”, puntualiza Paula Gutiérrez. En ese espacio de trabajo se destacan, entre otros, las bibliotecas de raíz de nogal, un diseño del estudio de arquitectura, así como el sofá de terciopelo verde, de Minotti, y la fotografía del italiano Massimo Listri.

En el muro principal del comedor se dispuso un tríptico de la serie Atmósferas del fotógrafo chileno Nicolás Sánchez.
La gran terraza
Indudablemente, la terraza, de 400 m2, es uno de los lugares más sorprendentes y atractivos de esta vivienda. Es el espacio que ofrece una conexión directa con el paisaje.
“El diseño de la gran terraza se abre hacia las vistas espectaculares de la cordillera de los Andes. Estas fueron parte de un diseño cuidadoso donde seleccionamos muebles de Kettal en una paleta de la gama de rosas, grises y terracotas, que conectan con el paisaje telúrico de Chile, sin perder sofisticación”, explica la arquitecta.

El mobiliario para exteriores de la firma Kettal, de las colecciones Mesh, Roll y Band, y la belleza del paisaje andino son los protagonistas de la bella y amplia terraza.
Además, junto con la paisajista Macarena Calvo, del estudio chileno Calvo y Elgueta, diseñaron un bello jardín compuesto por macetas de bajo consumo de agua que se mantiene verde todo el año. Así, este hogar brinda una mezcla perfecta de naturaleza, arte y diseño interior.
Más información sobre el estudio Paula Gutiérrez: www.paulagutierrez.com
Descubran otra buena historia de remodelación de un apartamento citadino en: https://www.interiomagazine.com/estilo-europeo-en-bogota/